Infierno Musical

Wednesday, April 05, 2023

AMULETO


Hace un mes Don Elio llegó a casa con un regalo dentro de una caja de zapatos bien cuidada y amarrada con un cordel donde se encontraban alrededor de 60 hojas de laurel. El nos decía que su regalo era para las buenas energias y cocinar los spaguettis favoritos de toda la familia. Inmediatamente conecte el aroma del laurel con las tardes de vacaciones que pasaba con mi tía D. Ella siempre me hablaba de los amuletos de protección y buena suerte que debían tener, hojas de laurel, ajo, canela, carbón y muchas cosas más, ella indicaba que tener amuletos era algo muy necesario cuando viajas, que hay lugares sajras y personas envidiosas, yo creo que traer caballos desde la frontera Oruro con Chile en 1939 (despues de la Guerra del Chaco), era seguir una travesia donde de alguna manera se sorteaban muchos peligros, maldades y aventuras.

Ayer encontre uno de sus últimos amuletos que me regalo tia D. cuando ingresé a trabajar en una institución pública, y decodifique todos sus elementos abriendo la bolsa de tela sellada por los recuerdos que encontré en el fondo del mar de cachivaches de la casa de mis padres. Me puse a pensar que estas épocas aun son de portar amuletos, porque hay un deterioro de la condición humana, varias amigas estan enfermas, otras tienen el corazón roto, o no viven desde el mundo que pensaron habitar. Acaricio las hojas de laurel, siento su aroma enciendo palo santo y lanzo palabras como una especie de bengalas, para las mujeres tristes que sienten que el tiempo les ha defraudado pero que aun pueden sonreir al ver las nubes, para los que nos gusta la suavidad de los abrazos que compartimos de manera especial con los que no quieren que se los toque (aunque en el fondo se derriten al tenerte cerca), bengalas con vibraciones así como el zumbido de ese gatito que secuestró nuestras asperezas despues del confinamiento, bengalas y pirotecnia que tienen color verde como las hojas de laurel que son el eslabón de pensar que la suerte y las buenas energías aun brillan en el fondo del océano de nuestro corazón que palpita como una bomba a punto de estallar cada vez que nos sentimos vivos y seguimos enfrentando nuestras propias batallas.



Sunday, February 05, 2023

HILDA: LA PALABRA ENCENDIDA

Hace un par de días quede impactada con la noticia de la muerte de Hilda Reinaga Gordillo, a quien tuve el placer de conocer en la presentación de su libro "Mi llegada a la casa del amauta” el 2021 en la ciudad de Cochabamba. Ese día busqué deshilar sus ideas, darle un abrazo y ver la luz de una vida reflejada en el brillo de sus ojos cuando escuchaba a varios panelistas. Intenté deducirla y agradecer el compartir su diario íntimo por medio de ese libro, también pensar y pensar-nos, desde los sentidos del ser mujer detrás del fuego de la militancia política, de los discursos y esa capacidad de entrega de nombrarse desde el fuego de su subjetividad más allá de repetir discursos o creer con devoción en una ideología ¡GRACIAS Hilda por tu coraje y valor! Comparto esta reseña de su libro a manera de homenaje soplando sus palabras para que se difundan, lleguen, permanezca y nos afecten...


Resulta interesante afirmar que “El lenguaje es la casa del ser”, en el libro de Hilda Reinaga Gordillo “Mi llegada a la casa del amauta” transitamos su relato de vida, quien a manera de testimonio íntimo como mujer y militante, trasciende su ser “raíz y semilla”. Esta publicación es parte de un legado familiar que como el musgo se expande por el trayecto recorrido con el lector logrando incrustarse en el tronco del árbol de la vida y obra de Fausto Reinaga (su tío) desde tres senderos:

El primer sendero, es el trayecto de la niña, joven y mujer que a manera de relato íntimo nos transporta a Chayanta Potosí, al campamento de siglo XX, la muerte de sus padres el lazó inquebrantable con su hermano Aniceto, la llegada a la casa de su tío, las vicisitudes de saberse huérfana, y como es atraída por el poder magnético de los libros de “Don Fausto” cuya enorme biblioteca era un estímulo para una niña que creció con clásicos soviéticos que sedujeron su sentido de crítica y detonaron su postura ideológica combativa de joven comprometida con la “tesis india”, entre las ch’achadas al cine y su desconcierto frente al mundo doméstico de la cocina y la economía del cuidado, Hilda de manera testimonial al igual que historias de Domitila Chungara o Elvira Espejo, tiene el poder de encender su mundo compartido con el lector, no nos deslumbra con medias palabras, es honesta en cuanto la memoria comprometida con sus afectos, entre retos y debilidades como hitos de su historia personal que se nutren configurando la carne y hueso de una postura contracorriente del “ser mujer”, y esto resuena en sus batallas cotidianas para no solo transcribir las palabras y pensamientos de Fausto Reinaga, sino también la lucha contra el orden heteronormativo y la posibilidad de ejercer una autonomía con el reto de continuar el legado amautico.

El segundo sendero, está relacionado con su genealogía, la primera figura determinante para su vida y postura ideológica fue su hermano Aniceto, quien muere junto al Che Guevara, en La Higuera, Aniceto que la llevaba a las reuniones políticas a la “menuda militante” Aniceto que se abraza al ataúd de sus padres arañando su ausencia y tomando la mano de una niña, enseñándole las primeras lecturas y despertándola a la vida, compartiendo duelos y desencuentros, el encuentro con Fausto Reinaga ese padre ideológico que la acogió en su casa, que la empujó a no dejar la escuela y escribir sus luchas, sueños y utopías compartidas, también fue ella la que se encargó de cuidarlo en sus momentos finales de su vida y también transmitir su obra a América latina y el mundo, encendiendo sus palabras como sus afectos, desde su voz femenina.



El último sendero por el cual caminamos leyendo las experiencias de vida de Hilda es la militancia indianista, desde los debates y resonancia de la “Revolución india”, la “tesis india” al “pensamiento amautico”. Un episodio crucial del libro es cuando fue detenida en la época de Banzer junto con su tío acusada como “militante peligrosa de la juventud comunista” (aun sin haber pertenecido a ese movimiento) relatando lo siguiente “Cada una de nosotras, nos sentíamos ultrajadas, además que sufríamos el miedo de que cualquier momento, después de la media noche, sonaban los tiros disparados por las armas de los j’achos (…) que venían a interrogarnos y hacernos la pantomima de fusilarnos.
“Mi llegada a la casa del amauta” es un libro que enciende trayectos, desencuentros, duelos detrás de la vida y obra de Fausto Reinaga, desde una cálida narración de la militancia y las condiciones personales de lucha de Hilda Reinaga en el camino del indianismo que para finalizar señala: fui cocinera, secretaria, correctora, editora, enfermera, niñera, hasta madre sin haber parido pero sí criado. Gracias Hilda por compartir tu palabra encendida, hacernos cómplices, testigos de tu lucha y seguir resonando desde tu legado íntimo en las batallas cotidianas...  

Friday, January 17, 2020

Sumergible

Aprender a nadar es lo más. Una hora sin pisar la superficie terrestre. Sentirte una sirena. Luchar contra la gravedad y sumergirte en agua a pesar de tener niños de ocho años que son tus compañeros o señoras de la tercera edad que practican el Aqua Gym y te hablan de sus operaciones y muestran sus cicatrices como medallas, cuerpos de todas las tallas, vidas que en el silencio se diluyen sin fronteras, en el deseo de sumergirse y perderse en el curso del agua, inhalar exhalar, aguantar la respiración, saborear el cloro. Abrir los ojos y divisar el monstruo en crescendo de varios cuerpos acuáticos que hacen una sola bestia. Alguna vez todos nosotros fuimos peces ciegos queriendo salir a ver la luz.
Espero poder soltarme, flotar sin miedo, es una tarea difícil dejarse ir y disfrutar, pero entre el intento y el vértigo está el gusto. 

Tuesday, January 08, 2019

Dos libros detonadores para iniciar un año impar (2019)


Siete casas vacías (Páginas de espuma Ed. 7ma edición 2017. Buenos Aires)


Lacan decía que “Todo arte se caracteriza por un cierto modo de organización alrededor de un vacío” pero que sucede si ese vacío está representado siete veces por la casa como símbolo de deseo, desidia o encierro, siendo un lugar donde los vecinos lanzan la ropa del hijo muerto, o donde enterrar un azucarero puede representar una moraleja retorcida de la dulce ausencia del tesoro de familia. Schweblin, nos transporta por atmósferas enigmáticas, desde barrios residenciales hasta centros comerciales auscultando la naturaleza humana desde un panorama fascinante. 

Desde su primer cuento “Nada de todo esto” donde la relación entre una madre e hija se consolida en acechar casas vecinas, hasta relatos extensos como “Respiración cavernaria” donde una mujer mayor intenta seguir al pie de la letra sus listas y apilar cajas para tratar de aplacar la pérdida de la memoria, rodeada por una muerte, unos vecinos ruidosos y la tendencia a la agorafobia, y ni que decir con el cuento corto “un hombre sin suerte” merecido ganador de Premio Juan Rulfo 2012, donde la pequeña protagonista enfrenta el día de su cumpleaños con la sorpresa de que su hermana menor toma por accidente un vaso de lavandina, mientras sus padres tratan de estar a la altura de la emergencia, la cumpleañera toma la mano de un hombre misterioso que le comprará ropa interior que nunca pensó usar. Ahora hay que buscar su novela “Kentukis” para despedir del todo al 2018.




Los fantasmas de mi vida. Escritos sobre depresión, hauntología y futuros perdidos. Mark Fisher (Caja Negra Ed. 2018. Buenos Aires) 



¿Existe el futuro o solo somos la proyección del porvenir? No es el fantasma del capitalismo que azota el s. XIX o los espectros de la globalización del s. XXI, es la hauntología. Leer a Mark Fisher y perseguir con devoción la galería de fantasmas que nos presenta desde escritos sobre Joy División, Tricky , The Jam y Artic Monkyes, como bandas que inspiran a este periodista. Los artículos de este libro fueron escritos a lo largo de 10 años en revistas o su blog k-punk. Títulos como “No hay romance sin finanzas” “La lenta cancelación del futuro” son un recorrido exquisito por las casa en ruinas de la música que vio desvanecerse al siglo XX, a la vez de manera voraz e innovadora también nos trasporta por un universo audiovisual  entre “El Resplandor”, “Memento”, Nolan , Cronenberg y la cuarta parte del libro titulada depresión y resentimiento de clase, que nos motiva a la politización  de los afectos, volver visibles las estructuras de clase, raza y género que producen nuestro malestar, dar un giro y pensar que lo personal es político y lo político también es personal o como diría Lala Toutoniam “El diagnóstico de Mark Fisher no es pesimista per se, es de un realismo estremecedor. Este es un libro sobre la muerte del optimismo”. Resulta recomendable leer también  “El Realismo Capitalista” del mismo autor

Sunday, August 05, 2018

Caja Negra


Hace unos días al volver de mi viaje relámpago a La Paz, con la esperanza no cumplida de conocer la nevada y lograr visitar la tumba de mi abuela, subí a un vuelo con destino incierto. Nunca terminábamos de partir y eramos como los "tripulantes sobra" de Cochabamba, Trinidad, Sucre, gente ansiosa y refugiada en el no lugar de la sala de espera, entre ejecutivos, familias, turistas y demás tripulantes pre fiestas patrias, muchos parecíamos vacuamente preocupados por cumplir con nuestro itinerario laboral, familiar o asuntos internos autoimpuestos.

Ya en el aire, el viento y la turbulencia hicieron que muchos pasajeros se acuerden de rezar, un hombre miraba al vacio, una madre veía como proteger a su niña con su cuerpo, un niño lloraba y yo veía con cercanía la nieve y esperando el impacto final, en allí, en los andes, sin saber que pasaría después del después. La turbulencia no era del todo fuerte. Pero el miedo estaba en el aire.

No paso nada, una maniobra nos salvó de la fatalidad (secar las lágrimas y seguir el viaje) entonces recordé, agradecí y pensé que a veces guardamos tantas cosas dentro, nos cuidamos de todo de sentir, de alimentarnos bien, de esperar éxitos comparándonos con nuestros pares,de generar clausulas de cariño y vínculos, que estamos como los pasajeros del vuelo quinientos no se cuanto, viviendo y viendo la vida encerrados, cómodos en nuestras propias cuevas, mirando pasar las cosas por detrás de la ventanilla, queriendo alejarnos de lo siniestro, del frió, de lo incierto que puede resultar la vida, elaborando duelos, amando a medias, imponiéndonos un destino que tal vez ni a nosotros nos interesa cumplir.

(Una semana antes del vuelo quinientos no se cuanto, son las dos de la mañana y la música sigue sonando, mucha dosis de temas bailables y gente que que mueve el cuerpo como si fuera a ser el último día de su vida. Amanece y todas lo sabemos, aun estamos con la garantía de la camaradería que te otorgan las fiestas temáticas, presentes para recordar el pasado, divinas pero algo desgastadas continuamos con la frase te acuerdas de.... miro las sombras de los cuerpos alrededor de las luces de neón que se alargan como los brindis, alguien me golpea en mi cabeza y me dice no pienses mucho, siempre te pareciste a Charlie Brown, desde el colegio, sonrió buscando alguien que me invite un fernet)

En algún lugar del presente. Pisando tierra se escucha una voz por el parlante de informaciones de la línea aérea, que dice que nuestras maletas están en otro vuelo y que pasemos a recogerlas mañana, creo que tengo un imán para imprevistos en asuntos de viajes. Quedo en pausa y un silencio después, bajo del avión, sin mas equipaje que mi mochila, tomo un taxi y me dirijo a una plazuela, respiro, pierdo sentimiento de vértigo, miro esa especie de puntitos de luz que me otorga la alta presión sanguínea en mis ojos, la ciudad se derrite mientras quiero capturar algunos instantes cruzando el puente Huayna Kapac. Mando un mensaje a mis amigas que están de paso por Bolivia y les garantizo que tendremos otra noche de reencuentro espectacular en algún lugar al terminar el día, aunque con poco dinero y cansancio. Qué más puede pasar. Por el momento el futuro es algo obsoleto